Podría ser el título de la nueva peli inspirada en la saga de Harry Potter… Total, son casi tan esquivos como los animales fantásticos. 😉
Saber quién es tu príncipe azul con todo lujo de detalles, debería darte las pistas que necesitas para averiguar dónde encontrarle. ¿Verdad? Se supone…
Y aún así, casi todas somos conscientes de que, respecto a nuestro príncipe azul, lo más posible es que terminemos tal que así:
Las hay que esperan que aparezca por la puerta cualquier día de estos, y las hay que se lanzan a la búsqueda, cual Indiana Jones en busca de la relación perdida. Como la que abre yogures y yogures, buscando el premio debajo de la tapa y no lo encuentra nunca.
Ay… ¡Cuánto daño ha hecho la Disney!
Mucho más del que imaginamos. La Disney y los cuentos de hadas, que nos han hecho creer en príncipes y princesas «ideales».
De hecho, suele ocurrir que, cuando nos encontramos con un hombre, de manera inconsciente nos hacemos la tópica pregunta belladurmientil: «¿eres tú el príncipe azul que yo soñé?»
Y me temo que, normalmente, la respuesta es un «no» como una casa. Sólo porque no es rubio. O no tiene los ojos verdes. O mide menos de 1,80m.
Puede que, así, dejemos pasar a alguien que podría ajustarse perfectísimamente a nosotras, porque «no da el perfil», perdiéndonos una oportunidad estupenda de ser felices. O porque no es del tono preciso de azul que buscábamos.
O puede que tengamos la incómoda y frustrante sensación de que «nos estamos conformando». Con el colega del príncipe, con su escudero… Y seguramente, en algún momento, se lo haremos pagar y sabotearemos la relación.
Y todo esto sin meternos en cuestiones freudianas (influencia de la figura paterna). O incluso en cuestiones estadísticas, que si encima te crees que para encontrar al príncipe tienes que besar antes 50 sapos… Vete preparando bálsamo labial.
En resumen:
Buscar al príncipe ideal es muy cansino
Pero que MUY cansino. Que se lo digan a Blancanieves…
Y lo peor es que la mayoría de las veces esta búsqueda que no te lleva a ninguna parte.
A lo que vamos en nuestro taller… Esta «idea» que tenemos del príncipe azul, en realidad nos está dando una pista del concepto del «ideal masculino» que nos hemos formado. Y este ideal pocas veces tiene que ver con nuestras necesidades, o con lo que de verdad queremos y nos gustaría de una relación. Más bien suele ser un conglomerado de creencias familiares, sociales, culturales… Que a lo mejor nos sirven, o a lo peor, no. Y, si no nos sirven, ¿para qué rayos las queremos?
Pero claro, si ni siquiera sabemos qué ideal es ese… Mal vamos. Así que es crucial saber cuál es ese ideal.
A falta de «pensadero» mágico (guiño para los fans de Harry Potter), la manera más fácil de conocer este ideal es escribir. Con todo lujo de detalles. Y con una sinceridad total.
¿Tienes unos minutos? Ponte a escribir con pelos y señales cuál sería tu príncipe azul en este momento. Y, si te apetece y te atreves, cuéntanoslo en los comentarios.
Es casi lo primero que haremos en el taller del día 8 de diciembre.