Este tema me viene “persiguiendo” los últimos días y no sabía muy bien qué hacer con él, así que… he decidido ponerme a escribir.
No sé a ti, pero a mí lo de “masculinidad tóxica” (esas dos palabras juntas), me duele. Me rechina. Suena a “masculino, no, caca” (como cuando le dices a un niño pequeño que no se coma algo que se acaba de encontrar en el suelo mientras le das un cachete en la mano para dejárselo bien claro). Sinceramente, me parece una barbaridad.
A lo mejor a ti no te lo parece, pero puede que sea por la exposición prologanda a la visión de ambos términos (“masculinidad” y “tóxica”) juntos y uno detrás del otro, una y otra vez. Ya sabes: la exposición prolongada puede producir desde cierta inmunidad a total indiferencia.
Por si es tu caso y te has inmunizado, prueba con la otra polaridad, a ver qué sensaciones te produce. ¿Qué cuál es esa polaridad? Muy fácil: “feminidad tóxica”. Te invito a que cierres los ojos y lo sientas. No te limites simplemente a leerlo, que muchos tenemos la capacidad de leer las palabras pasando por encima de ellas sin captar lo que nos están transmitiendo.
Primero: “FEMINIDAD TÓXICA”. Quédate con la copla, cierra los ojos y siéntelo. ¿Qué tal?
Segundo: “MASCULINIDAD TÓXICA”. Lo mismo.
A mí me duelen las dos pero hay una sutil y escandalosa diferencia. La primera la he tenido que convocar yo conscientemente, haciendo el llamado a la otra polaridad y juntando ambos términos (para verlos juntos por primera vez en mi caso) y casi me cortocircuito. Mientras que la segunda circula alegremente por las redes y anda en boca de todos. Y duele. A mí me resulta tóxico en sí.
A ver… QUE LA MASCULINIDAD NO ES TÓXICA. ¡Cojones ya! (Eso se le ha escapado a mi “hombre interno”, que anda bastante “quemao” y con razón).
Algunas expresiones de lo masculino pueden ser nocivas, es cierto. Es lo que yo llamo “el masculino revenío”. Pero también lo son algunas expresiones de lo femenino (el “femenino revenio”) y no vamos hablando de “feminidad tóxica” por ahí ¿verdad?
Pues eso.
No es que yo sea precisamente una defensora a ultranza de lo políticamente correcto, pero sí de hacer lo posible por hablar con propiedad. Así que hablemos con propiedad y no generalicemos. Si hay que desintoxicarnos, pues nos desintoxicamos todos (y todas, que no te creas que por ser mujer estás libre de toda expresión nociva de lo masculino…) pero delimitemos la toxicidad.
Cada vez tengo más claro que la vía de sanación de la herida masculino-femenino necesita de la colaboración de todos y todas. No podemos hacerlo los hombres por un sitio y las mujeres por otro. Necesitamos equilibran ambas energías en nosotros como seres humanos y para eso necesitamos nuestro mutuo feeback y reconocimiento.
Y por favor. COMPASIÓN, AMOR y RECONOCIMIENTO a ese masculino (y al femenino también, para equilibrar). Porque si le seguimos echando mierda encima al masculino… ¿cómo rayos le podemos pedir que «se desintoxique»?