R44 30/10/2020

2 Mariluz Ortega

El agradecimiento te sintoniza con la Abundancia.

Dar gracias te acerca al estado de Gracia.

Como os comentaba al final del artículo de ayer, hoy hablamos del agradecimiento.  (Este es mi tercer artículo del reto (30 artículos en 30 días) ya ya estoy flojeando. ¿Lograré superarlo? Veremos).

Dicen que el agradecimiento es uno de los ingredientes fundamentales para la Prosperidad y la Abundancia.

Practicarlo forma parte de la práctica asociada a muchos cursos de Abundancia, que predican escribir diariamente en un cuaderno o un diario al menos 3 agradecimientos, preferiblemente por la noche. Es una práctica que muchas personas abundantes dicen llevar a cabo religiosamente, algunas durante años y años.

Si te paras a pensar y a sentir, tiene toda la lógica. Aunque, desde mi punto de vista, depende bastante de cómo se practique.

Me gusta mucho la versión inglesa: “appreciation and gratitude”. Me ayuda a ver un matiz que me parece muy importante. Y es que, por lo general, estamos acostumbrados a practicar esto de “dar las gracias” en plan protocolario, porque es de buena educación y “es de bien nacidos ser agradecidos”. Ese “gracias” suele estar un poco vacío y puede venir de cuando éramos pequeños y, al recibir un caramelo del tío Fernando o una galleta de la abuela Luisa o un vaso de agua de la vecina de al lado, nuestros padres nos espetaban el típico: “¿qué se dice?” A lo que nosotros, a veces tímidamente y bajando la cabeza como si nos fueran a quitar lo que nos habían dado, respondíamos aquello de “gracias”.

Ese agradecimiento “de cortesía” está muy bien, pero no es exactamente el agradecimiento abundante. Más que nada porque detrás hay poco sentimiento y porque es el sentimiento el que tiene la potencia de cambiar las cosas.

Lo que importa es la emoción.

Para que el agradecimiento sea efectivo tiene que ser sentido de verdad, de corazón, con todo tu ser. Y me gusta la versión “appreciation” porque muchas veces ese agradecimiento tiene que ver con apreciar (dar valor) a lo que estamos agradeciendo. Al gesto del otro, a la palabra amable, a la comida que tu madre te ha preparado en la mesa, al favor que te han hecho… O simplemente a su existencia. A la de una flor, a la de un hermoso día.

El agradecimiento es en sí una forma de oración.

Cuanto más te mueves por la vida con esa emoción de apreciación por todo lo que te rodea, más abundante te sientes. Independientemente de los millones que tengas en el banco. Por eso el agradecimiento y la abundancia están tan ligados.

Se te ha dado la vida, la Tierra y todo lo que hay en ella como el caramelo del tío Fernando. Es un maravilloso regalo y, cuando lo aprecias, no puedes sino sentirte agradecid@. Y ric@.

Si resuenas con el ejercicio, pruébalo. Cada noche, durante al menos 30 días, escribe en un cuaderno tus agradecimientos. Tres por lo menos. Siempre diferentes (así tu mente tendrá que realizar el “esfuerzo” de salir de lo habitual y encontrar nuevas razones para sentirte agradecido). Pero no te conformes con escribirlo y ya. Regálate un rato antes de irte a la cama para dejar que esa sensación de agradecimiento y aprecio te inunden por completo, de la cabeza a los pies. Y luego vete a dormir envuelto en esa sensación.

Llegará un momento en que esa sensación de agradacimiento y aprecio ya no dependan de nada y simplemente entres en ese estado sin más, porque sí. Es una gozada. Y una bendición.

Sentirse agradecido es un regalo en sí mismo.

Eleva tu vibración y te ayuda a ir por la vida de otra manera. Puede ser un antídoto maravilloso a la creencia en la falta de merecimiento, por ejemplo.

Practicado con asiduidad el agradecimiento sincero y sentido puede marcar una gran diferencia en tu vida. No me creas, pruébalo.

Añadiré un matiz curioso que yo he descubierto hace poco y es el agradecimiento hacia ti mism@.

Por lo general, tendemos a dirigir ese agradecimiento hacia fuera de manera natural. Y es lógico, ya que nos hemos acostumbrado a dar las gracias a los demás.

¿Qué pasa si cambias la dirección y te das las gracias a ti?

¿Qué pasa si aprecias todo lo bueno que haces por ti? O incluso también por los demás… ¿Por qué esperar a que otro te dé las gracias? Puedes agradecértelo tú mism@.

De este modo te estás empezando a apreciar también, a estimar, a dar valor a lo que haces. A quererte un poco (o un mucho) más.

Anímate a probarlo y me cuentas ¿sí?

No te sorprendas si en algún momento las lágrimas afloran a tus ojos. Suele suceder… y es un regalo.

Por cierto, te doy las GRACIAS. Por estar ahí, por ser, por existir y por estar leyendo esto.
Y me doy las gracias a mí, por tener el valor de escribirlo.

Mañana, te contaré un cuento.


Mariluz Ortega

La autora:

Hola, soy María Luz Ortega. Alma mater de "El Bosque Mágico de Ávalon".
Gracias por pasarte por este Bosque tan especial. :-)
Si quieres saber algo más, visita la sección "sobre mí" de esta página.


Por si te interesa...

MASCULINIDAD TÓXICA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  1. Pues genial ¿cómo lo voy a ver? Uno de mis agradecimientos de hoy va a ser por poder leerte en estos artículos tan didácticos. Ahora bien, resulta que, cuando me pongo, entre lo que tengo que agradecer a otros, a mí misma y a la mano invisible que todo lo mueve y coloca las cosas en su sitio, son más de tres agradecimientos. No sé cómo organizarme :-DDDD

    1. Jajajajaja. Dosifica, dosifica… Esto me lleva a uno de mis entrenamientos últimamente: priorizar.

      Por cierto: GRACIAS. 😉

{"email":"Email address invalid","url":"Website address invalid","required":"Required field missing"}